Además de responder a una demanda de mercado, tu nueva idea de negocio debe ajustarse a tu personalidad, necesidades y deseos.
Mucho se habla sobre la importancia de que los nuevos negocios respondan a demandas concretas de mercado. Es un hecho que de nada sirve el producto más novedoso o interesante, si no existe un grupo de personas que lo estén buscando.
En contraste, se habla menos de la dimensión personal de emprender, es decir, de la necesidad de que la nueva empresa responda a los gustos, habilidades, deseos y estilo de vida del emprendedor, así como otras variables decisivas para el éxito o el fracaso.
Estas son 8 preguntas que Bob Adams, director de la plataforma de cursos empresariales Business Town, te sugiere plantearte para elegir la idea de negocios que mejor se ajuste a ti. De esta forma, puedes iniciar tu empresa con una visión más objetiva y clara, pero también con mayor confianza.
1. ¿Qué tipo de negocios te gustan por lo general?
Al identificar los giros con los que te sientes más a gusto, puedes detectar el tipo de empresa que disfrutarías operar en el día a día. La clave es pensar en los procesos que tendrás que sacar adelante, no en el producto o servicio final.
Y no siempre se trata de maximizar tus ingresos. Muchas veces, los emprendedores buscan potenciar su libertad de expresión, interactuar con personas interesantes, viajar, participar en actividades deportivas, trabajar con niños, resolver problemas… Siempre puedes subcontratar algunos procesos, pero sí es necesario que sientas gusto por la actividad principal del negocio.
2. ¿Qué aspectos de tu estilo de vida son importantes?
¿Ese nuevo negocio te exigirá viajar con frecuencia? ¿Te permitirá regresar a tu casa temprano o, al contrario, te absorberá el día? Toda empresa implica sacrificios, pero algunas te permiten mayor flexibilidad.
Si el tiempo personal o con tu familia es crucial para ti, puedes pensar en una idea de negocio que desarrolles los fines de semana o en tus propios horarios. Quizá se ajuste a ti alguno de estos proyectos para emprender sin abandonar tu trabajo actual:
3. ¿Qué habilidades y experiencia le aportarás al negocio y hasta qué grado deseas desarrollar nuevas habilidades?
Bod Adams te aconseja hacer consciencia sobre las habilidades que has podido desarrollar en tu formación y experiencia laboral. Pero no solo eso: también responder honestamente cuánto tiempo estás dispuesto a invertir en tu capacitación y entrenamiento.
Todas las ideas de negocio requieren nuevos aprendizajes, pero si adquirirlos te va a tomar más de un año, el asesor te sugiere elegir otro proyecto. Por supuesto, existen habilidades asociadas que no tienes que dominar, pero considera que deberás contratar al personal adecuado para llevarlas a cabo.
4. Además de tus habilidades y experiencia, ¿hay otras ventajas competitivas que podrías ser capaz de llevar al negocio?
Te será útil pensar en las fortalezas que puedes desplegar para convertirlas en la ventaja competitiva de tu empresa. Se trata de habilidades concretas o conocimientos de mercado. Por ejemplo, tu creatividad o tu capacidad de gestionar proyectos pueden ser la diferencia para tu negocio.
Otra fortaleza pueden ser tus conexiones. Si manejas una amplia red de contactos en determinada industria, quizá sea buena idea emprender un negocio que los aproveche.
5. ¿Qué tipo de utilidades y potencial de crecimiento esperarías?
Establece el rango de ingresos que necesitas y el plazo que puedes esperar antes de las primeras utilidades. La mayoría de las empresas necesitan inversión y tiempo para rendir sus primeros frutos.
6. ¿Cuál es tu tolerancia al riesgo?
Los negocios de bajo riesgo cuentan con mayores posibilidades de permanecer en el mercado, pero tienden a reportar menores ingresos. En contraste, los de alto riesgo prometen mayores ganancias, pero representan una posibilidad alta de hacerte perder dinero.
El riesgo se mide por la probabilidad de éxito en ventas, pero también por otros aspectos como la tecnología, el desarrollo de producto y el tipo de giro. La sugerencia para el primer negocio es elegir uno que implique bajos riesgos.
7. ¿Tienes la voluntad de operar un negocio complejo?
Si ya has elegido la idea de negocio que mejor responde a tus fortalezas, gustos, estilo de vida y utilidades esperadas, es momento de preguntarte por la complejidad que estás dispuesto a manejar.
Piensa en aspectos como la administración de recursos humanos, las regulaciones de gobierno y la cantidad de personas con quienes deberás interactuar: proveedores, distribuidores, revendedores, agentes de ventas…
8. ¿Cuánto dinero esperas invertir?
Finalmente, es necesario establecer el rango de inversión que te es posible ejercer, ya sea con recursos propios o de terceros. Muchas veces, el emprendedor se decide únicamente con este criterio, cuando es importante haber pasado sus ideas por el tamiz de los intereses personales. Después de todo, serás tú quien lleve la carga del nuevo negocio sobre tus hombros.
Por: Redacción Experto Pyme