Con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, calificando el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) como “una mala broma” y el gobierno canadiense preparándose para lo peor -temores que llegaron a borrar hasta 2,000 millones de dólares de la capitalización de General Motors en tan sólo 90 minutos hace poco más de una semana- da comienzo la sexta ronda de negociaciones del acuerdo. Intensas conversaciones en las que los equipos negociadores de Estados Unidos, México y Canadá deben todavía abordar las propuestas más polémicas.
La Administración Trump ha puesto sobre la mesa una serie de medidas y propuestas que han levantado ampollas entre los gobiernos de México y Canadá, así como entre muchos legisladores, lobbies y patronales estadounidenses. Como parte de su estrategia de negociación, Estados Unidos insiste en defender lo que muchos tildan de “píldoras envenenadas”. Un elenco de planes imposibles de aceptar por sus contrapartes y que ofrecerían a Washington la excusa para cancelar el TLCAN tras más de 23 años vigente.
“Estados Unidos es el único país que ha presionado por la renegociación del acuerdo existente, por lo que sus opiniones son importantes para determinar si un nuevo tratado llegará a materializarse”, explica Simon Lester, experto en comercio del Instituto Cato en Washington. Opiniones y propuestas a las que Canadá y México podrían no ceder.
Debilitar el tratado
El equipo negociador estadounidense apuesta por la disolución o el debilitamiento del marco que apoya la resolución de conflictos y obliga a los tres países a cumplir con lo acordado. Algo a lo que Ottawa no está dispuesto a ceder. Por otro lado está la conocida como cláusula sunset, con la que Estados Unidos busca cancelar automáticamente el TLCAN en cinco años a no ser que los tres países revisen y aprueben activamente sus contenidos.
Pero quizás uno de los asuntos críticos es el relacionado con las reglas de origen, especialmente en el sector automotriz. Actualmente, el TLCAN fuerza que un coche fabricado en México, Canadá o México debe tener un mínimo del 62.5% de piezas procedentes de alguno de los tres países. La Administración Trump quiere que dicho porcentaje se eleve al 85, que la mitad procedan de Estados Unidos.
Impacto para Washington
Aún así, Estados Unidos también tiene mucho que perder. Pese a que durante sus entrevistas con el Wall Street Journal y Reuters, Trump calificase como positivo para el país una cancelación del TLCAN, dicha situación aniquilaría puestos de trabajo en el país y afectaría de lleno al sector agrícola estadounidense. Algo que, a su vez, podría tener impacto en las elecciones legislativas del próximo mes de noviembre, donde los demócratas buscan conseguir una mayoría en alguna de las dos Cámaras del Capitolio.
El acuerdo es especialmente importante para los agricultores y ganaderos estadounidenses, o al menos eso señalan las cifras. Las exportaciones agrícolas de Estados Unidos a México y Canadá eran de 8,900 millones de dólares en 1993, justo antes de aprobarse el TLCAN. A día de hoy, alcanzan los 39,000 millones de dólares, es decir, el 30% de las exportaciones agrícolas estadounidenses.
De momento, la sexta ronda de negociaciones, como adelantó la semana pasada la agencia Reuters, se extenderá un día más, hasta el 29 de enero. El encuentro se produce justo cuando encuesta realizada por el Consejo de Asuntos Globales de Chicago (CCGA) y el grupo Buendía&Laredo mostró que el apoyo público al TLCAN está en uno de los niveles más altos de los últimos diez años
Fuente: Economía Hoy