El Centro de Estudios de las Finanzas Públicas, de la Cámara de Diputados, anticipó que la economía mexicana al cierre del presente año “tendrá una evolución positiva en todos los estados, excepto Tabasco y Campeche”. Continuará su expansión como resultado de una aceleración de las exportaciones no petroleras ante un entorno más favorable y mayor aportación de la demanda interna, la principal fuente de crecimiento económico.
En el estudio “Evolución de la Actividad Productiva Nacional y de las Entidades Federativas 2003-2018”, señaló que esta tendencia se apoyará en la creación de empleos formales, expansión del crédito, aumento del salario real, disminución de la inflación, mejoría paulatina de la confianza de los consumidores y las empresas, así como un mejor desempeño de los sectores de la construcción y de los servicios vinculados con el sector externo.
Consideró que de 2003 y 2016 la economía nacional tuvo claroscuros en su desempeño productivo como consecuencia del impacto diferenciado de sus motores de crecimiento; entre los sectores, el más dinámico fue el terciario, es decir, “los servicios financieros y el comercio al por mayor son las actividades que ganan más terreno”, seguido del primario y secundario.
Sin embargo, precisó, la vocación productiva de la economía nacional sigue siendo la manufacturera, en particular la de exportación, dado que ha sido el sector con la mayor participación en la actividad productiva nacional entre 2003 y 2016; ello no obstante que se redujo al igual que la minería.
El análisis del CEFP refiere que los servicios con mayor importancia en México son comercio; financieros y de seguros, inmobiliarios y de alquiler de bienes muebles; transportes; correos; almacenamiento, y educativos.
La actividad secundaria se ha afectado por el deterioro de la minería en particular la industria petrolera, y la menor dinámica de la industria. Asimismo, la actividad primaria ha reducido su participación en el Producto Interno Bruto (PIB), ya que durante 2003 aportó 3.55 por ciento, y en 2016, fue de sólo 3.30 por ciento.
Entre 2003 y 2016, los cuatro estados más dinámicos en su economía fueron Quintana Roo, Querétaro, Aguascalientes y Baja California Sur, y los tres con menor actividad, Morelos, Tlaxcala y Chiapas, indicó.
La única entidad que sufrió una reducción fue Campeche al caer 4.19 por ciento. Explicó que once entidades tuvieron variaciones por debajo de la registrada en el país, mientras que 21 avanzaron por encima.
En 2017, la evolución económica de corto plazo de las entidades federativas fue heterogénea, con una variación del crecimiento de 12.43 por ciento hasta una caída de 8.51 por ciento; además, 19 estados crecieron por arriba del incremento del PIB nacional ubicado en 1.87 por ciento, mientras que los restantes trece lo hicieron por debajo de ese porcentaje. Incluso diez, registraron reducción de su actividad productiva.
El estudio, anotó una dinámica económica diferente entre las regiones del país; por ejemplo, en el Golfo de México, la crisis petrolera se ha traducido en el declive de la producción de crudo y la caída de los precios internacionales ha afectado la economía de los estados dependientes o con fuerte presencia del hidrocarburo, como Campeche, Tabasco, Tamaulipas y Veracruz.
La entidad más afectada por la contracción de los niveles de producción de petróleo es Campeche, cuya economía poco diversificada depende principalmente del ese recurso; en 2003, la minería petrolera contribuía con el 90.08 por ciento al PIB estatal, y en 2016 se redujo a 80.32 por ciento, “un extraordinario impacto en su economía de 10 puntos porcentuales”.
A nivel nacional, Campeche es la entidad con mayor caída de su PIB. De 2003 a 2016 la tasa de variación promedio anual fue de menos 4.19 por ciento; la participación del estado en el PIB nacional pasó de 8.34 por ciento en 2003 a 3.53 por ciento en 2016, es decir, una reducción de 4.81 por ciento.
Según proyecciones de instituciones bancarias, en 2018 se espera que el PIB de Campeche se reduzca 6.6 por ciento.
El análisis del CEFP señaló que las economías de Tabasco, Tamaulipas y Veracruz también se han afectado por la debacle del petróleo; en 2017 reportaron reducciones en el Indicador Trimestral de la Actividad Económica Estatal (ITAEE). Tabasco registró la mayor caída, al reportar una variación anual de menos 8.51 por ciento en términos reales, seguido de Veracruz y Tamaulipas con descensos de menos 1.30 y de menos 0.26 por ciento, respectivamente.
Las regiones centro, occidente y norte del país han logrado integrarse a las cadenas globales de valor a través del comercio exterior, el cual “genera círculos virtuosos de exportación y crecimiento económico: Por esto se han vinculado a los mercados internacionales y se han beneficiado de la apertura y de las oportunidades de producción y empleo que ésta brinda.
Dichos estados también han sido los más exitosos captando inversión extranjera directa (IED) y junto con la Ciudad de México atrajeron en conjunto el 84.1 por ciento del total de esos capitales en 2016, desarrollando clústeres industriales, lo que ha permitido consolidar la industria manufacturera del país.
En 2016, los seis estados de la frontera norte (Baja California, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León, Sonora y Tamaulipas) contribuyeron con más de la mitad (51.2 por ciento) de las exportaciones totales del país. De acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), el 88.1 por ciento de las exportaciones totales las realizan 13 entidades del centro, occidente y norte, entre las que se encuentran Guanajuato, Estado de México, Jalisco, Querétaro, Puebla, San Luis Potosí y Aguascalientes.
La actividad turística genera una considerable derrama económica que se traduce en generación de empleos directos e indirectos, así como captación de divisas. Los estados con vocación turística como Quintana Roo y Baja California Sur lograron alcanzar las tasas más altas de crecimiento de 2003 y 2016, con 4.72 y 4.40 por ciento, respectivamente.
La participación de los servicios educativos dentro del crecimiento económico estatal ha caído en promedio 1.22 por ciento en 30 entidades federativas de 2003 a 2016; sólo Campeche mostró un avance marginal de 0.45 por ciento, mientras que Morelos se mantuvo prácticamente sin cambios en 0.006 por ciento.
En salud, el panorama es casi el mismo, ya que en 26 entidades se ha reducido en promedio 0.5 por ciento la participación de este sector dentro del PIB estatal. La entidad que presenta el mayor avance es Tlaxcala con 0.5 por ciento. El resto de los estados (Chiapas, Estado de México, Campeche, Veracruz y Puebla) promedian 0.19 por ciento.
En ambos casos, educación y salud, es previsible que su deterioro en la participación productiva de las entidades se haya traducido en menor inversión y menor calidad en la prestación de los servicios.
Fuente: México Nueva Era