Las transacciones por Internet se han vuelto más recurrentes para el ciudadano mexicano. Si bien aún existe desconfianza por el proceso de entrega, o por la forma de pago –ya que sólo el 15% de la población cuenta con tarjeta de crédito-; un mejor precio y la disponibilidad de ciertos productos ha contribuido para que el consumo aumente.
Los artículos que más se adquieren por la web son: ropa y accesorios, descargas digitales y boletos para eventos. En este proceso de compra, la tarjeta de débito ha comenzado a ganar terreno, porque permite un mayor control en gastos.
Si bien, ya hay consumos punteros en Internet, existen otros mercados esperando ser aprovechados. Sólo hay que investigar qué le interesa al público, qué necesita, qué le preocupa.
Las nuevas generaciones son un mercado potencial. Los niños de 5 a 12 años, se interesan en las mascotas, videojuegos, electrónica y pasan su tiempo en YouTube, dejando a un lado otras redes sociales.
Mientras tanto, los adolescentes y jóvenes (13 a 24 años), destinan el 51% de sus gastos a gimnasios y nutrición, productos de belleza, calzado y ropa, y los mayores de edad en cafeterías y bares.
Respecto al público adulto; las mujeres gastan el 18% en el cuidado personal y tienden a buscar nuevos productos. A los hombres les atraen productos y servicios “hazlo tú mismo”, y comienzan a explorar categorías como salud y belleza.
Es necesario encontrar estrategias y tácticas para llegar a todos los públicos, ya que, si bien los menores no tienen recursos propios, poseen una influencia significativa en su familia.
Hay 79.1 millones de usuarios internautas mexicanos, según cifras del ‘Estudio sobre los Hábitos de los Usuarios de Internet en México 2018’. En el mismo, también se menciona que nueve de cada 10 prefiere conectarse a través de un Smartphone; el 89% indica que su principal actividad es consultar redes sociales y el 54% accede con la intención de comprar algo en línea.
Internet se ha consolidado como una plataforma de información y comunicación pero en México, el impulso para las ventas a través de la web ha ido a paso moderado. Se debe trabajar más en consolidar la confianza de los usuarios ya que una de las razones por las cuales el consumidor no compra en Internet es por la incertidumbre sobre el estado en que recibirá su producto, si llegará en el tiempo establecido o si tiene alguna garantía en caso de que llegue dañado o no funcione correctamente.
Si queremos usar Internet como un canal más de venta podemos ofrecer a nuestros compradores la seguridad de que el producto que adquieren funciona y brindarles una garantía por su compra.