Que sigan los festejos del Día Amor y la Amistad, te compartimos algunas ideas que no querrás dejar pasar.
Si no pudiste festejar el 14 de febrero, que sea tu pretexto para conocer este lugar y tener una celebración inolvidable, tanto con tu pareja como con tus amigos.
En la Ciudad de México existe un lugar que debes conocer, al menos por fuera, pues alguna vez, caminando por la alameda central lo debiste ver y podríamos decir que tu mirada se volvió hacia él más de una ocasión por su estilo arquitectónico ecléctico de principios del siglo XX.
¿Ya adivinaste de qué edificio estamos hablando? Sí, del Palacio Postal, un lugar único y otra de las razones por las cuales a nuestra capital se le conoce como la gran ciudad de los palacios. La historia de este emblemático edificio de la capital surge a finales del siglo XIX, cuando el entonces presidente Porfirio Díaz encarga el proyecto de construcción al arquitecto italiano Adamo Boari y al ingeniero mexicano Gonzalo Garita y Frontera.
Este nuevo inmueble, que albergaría la sede de la Oficina Central de Correos, debía contar con todos los adelantos existentes en la época para mantener un servicio adecuado para el creciente comercio exterior que el país experimentaba en ese entonces, así como para hacer frente a las necesidades internas de comunicación.
La construcción de esta obra duró cinco años, desde la colocación de su primera piedra el 14 de septiembre de 1902 hasta su inauguración el 17 de febrero de 1907 por Porfirio Díaz quien, en un acto simbólico, depositó dos tarjetas postales, con la imagen del edificio.
La arquitectura del Palacio de Correos se caracteriza por la armoniosa y sensible fusión de estilos que presenta en todos sus espacios. Su fachada exterior, construida a base de cantera blanca de Pachuca presenta elementos góticos, venecianos y platerescos, destacando especialmente su esquina en pan coupé rematada por un hermoso reloj y una delicada crestería que semeja un fino bordado textil. Otro elemento destacado de su exterior son sus marquesinas y sus luminarias, que con estilizadas figuras de dragones y gárgolas, inspiradas en seres mitológicos, nos invitan a recorrer cada detalle de sus muros para tratar de descifrar los personajes de un mundo fantástico convertido en piedra.
Al interior la sorpresa es mayor, es la entrada a un reino de tonos dorados, de reflejos y finos detalles en techos y herrerías, donde destaca la escalinata central que está en un exuberante patio con diversos tipos de arcos y una cubierta transparente.
Si esta breve descripción no basta para conocer el inmueble. Te invito a que lo descubras, a que visites y recorras cada uno de sus rincones.
Además, el próximo domingo, en el marco de sus 112 años, habrá conciertos, reinauguración de salas de exhibición y más actividades gratuitas.
Los festejos iniciarán, como en 1907, con el sonido de los acordes del vals “Carmen”, regalo que el compositor mexicano Juventino Rosas le hizo a Carmelita Romero Rubio, esposa del presidente Porfirio Díaz.
Este bello recinto se ubica en: Tacuba no. 1, col. Centro, Cuauhtémoc, 06000 Ciudad de México, CDMX).
- ¿Cuánto cuesta? Gratis.
Te recomendamos que lo visites y si vas con tu pareja es un excelente lugar para tener una foto juntos y recordar parte de la historia de México y por supuesto de tu amor.