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Pymes y TLCAN

Existe preocupación entre varios sectores sobre la política de los Estados Unidos y de México, por el interés de Trump y AMLO hacia el consumo interno. Ambos países (México aún gobernado por el presidente Peña Nieto) modificaron aranceles para encarecer la entrada de productos mexicanos a EUA y viceversa. Trump ha emprendido un alza generalizada de aranceles a productos procedentes de Europa y China que ingresan al mercado norteamericano, en especial, productos de tecnología y vehículos.

Estas acciones son contrarias al apoyo mundial al libre comercio que proclama la apertura de fronteras y la agrupación de los mercados en bloques regionales, tales como Asia-Pacífico (con el TPP), región Europa (con el Acuerdo de la Comunidad Económica Europea y la unificación de su moneda al euro), diversos acuerdos comerciales firmados en bloque por Centroamérica (TLC México-Centroamérica o el CAFTA). 

Ante la política del presidente americano, se vislumbra una regresión de la región de América del Norte hacia acuerdos bilaterales: México-EUA, EUA-Canadá… 

En el caso de México, desde la línea económica del presidente Salinas, con quien se firmó el tratado “de nueva generación” en 1994 con EUA y Canadá, no se había modificado el interés mexicano por celebrar tratados con cualquier país para añadir más mercados probables de exportación (aun cuando en la práctica hubiera limitado interés por el empresario mexicano).

A pesar que las cifras demuestran que el comercio no se incrementó con otros países, por citar el caso de Israel[1] con quien México tiene un TLC desde hace 18 años[2], la realidad económica es que las exportaciones mexicanas se focalizan en EUA. De acuerdo con cifras del INEGI, las exportaciones petroleras a este país fueron de 81, 83 y 84% en los años 2009, 2010 y 2011 respectivamente, mientras que las no petroleras alcanzaron el 88% en 1998 y 79% en 2011; de éstas, el 8% tanto en 2010 como en 2011 son de vehículos.                   

En el periodo de 1998 a 2011 los crecimientos de exportación más representativos se presentaron en seis países: Canadá (de 1.3 al 3.1%), China (de 0.1 a 1.7%), Brasil (de 0.5 a 1.4%), Colombia (de 0.4 a 1.6%), España (de 0.6 a 1.4%) y Alemania (1.0 a 1.2%). Rangos que apenas superan un punto porcentual de importancia de las exportaciones mexicanas respecto a los casi 90 puntos porcentuales constantes con EUA y además,  de esos seis países, sólo con cuatro de ellos tenemos un Tratado de Libre Comercio, pues con Brasil y China no existe libre circulación de bienes.

¿Hasta dónde entonces ha sido exitosa la política comercial mexicana? El gobierno de Trump no tuvo que hacer grandes operaciones aritméticas para identificar la dependencia que la economía mexicana tiene de su mercado y, en especial, en el sector automotriz. ¿Será que nadie en el gobierno advirtió la fragilidad que tiene un país ante la dependencia de un sólo mercado? Esta medición es el ABC para cualquier empresa. “No pongas los huevos en una sola canasta”, reza un adagio popular. ¡Diversifícate! sugieren algunos analistas cuando advierten que una empresa depende únicamente de un cliente. Así que ante la realidad mexicana de que un puñado de grandes empresarios se benefician del libre comercio entre México y EUA, el resto de los pequeños y medianos sufren con los efectos de esa apertura comercial. Daños colaterales, dirían algunos. 

 

La realidad interior.

 

Políticamente los gobiernos siempre se han pronunciado por apoyar a las pequeñas y medianas empresas, basta recordar lo citado en administraciones anteriores:

 

  1. Ganan las Pymes en el Sexenio de Fox”, citaba un periódico con fecha 1 de febrero de 2006[3]. “Ratifica Fox apoyo a la micro, pequeña y mediana empresa” se leía en el periódico El Universal del 26 de agosto de 2002[4].

 

  1. Pymes, más beneficiadas: Calderón”, en nota periodística del 2 de septiembre de 2010[5]. “Crea Calderón comisión mexicana para Pymes”, órgano de comunicación oficial de la Presidencia de la República el 5 de marzo de 2007[6].

 

Pero el mercado exterior no llegó a esas pequeñas empresas, pues quizá se asumía que ellas más bien requerían microcréditos para no morir, mas nunca se les abrió camino para la diversificación de sus mercados hacia el exterior, lo que les hubiera permitido, quizá, recibir pedidos importantes pagaderos en moneda extranjera.

El libre comercio mexicano y su “gran” apertura comercial están en las grandes trasnacionales que exportan a EUA. Se trata de empresarios que, en su mayoría, ya cuentan con canales de distribución definidos y tienen contratos de venta preestablecidos, regularmente no son emprendedores en busca de nuevas oportunidades, más bien buscan en México cercanía con EUA y una oferta rentable en mano de obra.

La realidad mexicana para los pequeños empresarios es diferente, basta observar el enfoque que la Secretaría de Economía y de Hacienda y Crédito Público han tenido en programas como:

Beneficio del registro de Empresas Certificadas: Permite liberar mercancías por carril exprés, evitar el embargo de los embarques por bienes excedentes no declarados. Se otorgaba sólo a contribuyentes que realizaban importaciones superiores a $300 millones de pesos (Regla 3.8.1 literal A de las Reglas de Comercio Exterior vigentes hasta 2016). 

Beneficio del Registro Nuevo Esquema de Empresas Certificadas: Amplía el plazo de estancia de importaciones temporales y se considera al exportador como un operador económico confiable. Se otorga sólo a contribuyentes que tengan una infraestructura en su planta con cámaras de vigilancia y policías propias, bardas perimetrales muy altas y que a sus trabajadores se les capacite en prevención de tráfico de drogas.

Programa de importaciones temporales para producir artículos de exportación (IMMEX). Por décadas se mantuvo el requisito que los exportadores deberían demostrar ventas al exterior por al menos medio millón de dólares. A pesos de hoy, serían empresarios que sólo a la exportación, reportaran ventas de $10,000,000.00 de pesos, algo poco más o menos imposible para un pequeño empresario que sus ventas anuales en promedio no superan los dos millones de pesos[7].

Certificación de IVA con categoría AA y AAA. Facilidad contenida en el artículo 28-A de la Ley del IVA que permite a los importadores que fabriquen bienes de exportación, introducir todos sus insumos al país sin pago de IVA en la aduana de entrada. Algunos beneficios más son: Evitar auditorías, facilitar la regulación de sus mercancías… Pero sólo a empresa que cuenten con mil trabajadores y tengan activos fijos productivos por al menos $50 millones de pesos para la categoría AA y 2 mil 500 trabajadores y $100 millones en activos para la categoría AAA. Rangos de cumplimiento que no se hicieron pensando en las Mipymes.

Las consecuencias de ello saltan a la vista, las empresas micro lo siguen siendo o están por cerrar. Lejos de ellas están los mercados con alto poder adquisitivo, pues las pequeñas empresas se enfocan en un mercado local, que es menor a los rangos de precios y utilidades que se manejan en el mercado mundial.

Entonces, ¿en qué beneficia a una PYME que México tenga un libre comercio con 46 países. 

Funcionarios van y vienen y nadie extiende facilidades administrativas vía Reglas de Carácter General para que los pequeños empresarios se inserten a esos grandes mercados que consumen mucho y pagan en dólares. La historia ha sido así: un poco de asistencialismo, algo más de microcréditos y otro tanto en regímenes fiscales[8] que sólo aligeran la carga de quienes deciden obtener su cédula fiscal, pues el resto de los empresarios pequeños prefieren vivir en la informalidad, así que cualquier ofrecimiento de pagar impuestos que sea superior a cero, les será gravoso.

Al mes de julio de 2018, México tiene en vigor 12 Tratados de Libre Comercio con 46 países más nueve Acuerdos de alcance parcial. Nada de esto ha servido para diversificar las exportaciones ni para permitir que las empresas micro y pequeñas cambien su situación económica con un incremento generalizado en sus ventas.

Ante ello, en lugar de buscar con orientación renovada al mercado exterior y aprovechar los acuerdos vigentes, se dice por la vocería del futuro nuevo gobierno que la solución está en el mercado interno. Es posible, quizá, pero esto no debería ser excluyente, pienso qué sucedería si a un empresario se le preguntara: ¿qué prefieres: vender más productos o recibir un microcrédito a fondo perdido? ¿Recibir pesos o dólares en la venta de tus mercancías? ¿Qué tu marca comercial sea conocida en el extranjero para buscar un posicionamiento a largo plazo de tu negocio o que el nuevo gobierno te ofrezcan la reducción de los salarios de los funcionarios públicos? Dulce bellum inexpertis[9], o dicho de otra manera, quienes no han trabajado durante toda su vida no pueden entender el pensamiento emprendedor del pequeño empresario mexicano y tampoco comprenden lo que representa mantener “un negocio en marcha” y abrirlo todos los días desde muy temprano para hacerlo crecer, en propósito de heredarlo a los hijos o sólo para vivir mejor.

La agenda empresarial corre distante del pensamiento burócrata, los empresarios queremos trabajo y que se democraticen los beneficios de la política comercial internacional, se trata de una fórmula sencilla en su concepción, pero compleja en su ejecución: vender más (en volumen) y mejor (con mayores precios). ¿Esto lo soporta nuestra economía mexicana? Si otra economía es boyante, busquémosla, ahí está el mercado chino o europeo, Centro y Sudamérica nos esperan, aprovechemos esos mercados que están olvidados. Si además de ello el mercado interno se reactiva, asumo que ningún empresario estará renuente a vender allá y acá, a generar ventas locales e internacionales, a vender en pesos y en dólares, ¿o no lo cree usted así?

 

 

 

Por: Juan Álvarez Villagómez

Especialista en Comercio Internacional y Aduanas, 

www.alvarez-alvarez.com

 

 

 

 

[1] La Secretaría de Economía señala que en 2003 el comercio entre México e Israel fue de 370 millones de dólares, lo que representa el 0.1% del comercio total mexicano. Fuente: http://www.economia-snci.gob.mx/sic_php/pages/files_varios/pdfs/evolucion_comer_inversion_israel.pdf

[2] El TLC México-Israel entró en vigor el 1 de julio del año 2000.

[3] http://elempresario.mx/agenda/ganan-pymes-sexenio-fox

[4] http://archivo.eluniversal.com.mx/notas/85517.html

[5] http://elempresario.mx/actualidad/pymes-mas-beneficiadas-calderon

[6] http://calderon.presidencia.gob.mx/2007/03/crea-calderon-comision-mexicana-para-pymes/

[7] El 25 de junio de 2009 la Secretaría de Economía mediante publicación en el Diario Oficial de la Federación estratificó las pequeñas empresas con hasta 10 empleados y ventas anuales hasta cuatro millones de pesos.

[8] Desde el régimen simplificado, pasando por el régimen de pequeños contribuyentes (REPECOS) hasta el actual RIF (Régimen de incorporación fiscal), mismos intentos pero con diferente nombre para los pequeños empresarios a los que se les invita a regularizar su situación y volverse pagadores de impuestos.

[9] Dulce es la guerra para los que no la han vivido.

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