En marzo pasado, la tasa de desempleo abierto en México tocó un nuevo mínimo al caer a 3.5% de la población económicamente activa (según cifras desestacionalizadas), pero paralelamente la tasa de condiciones críticas de ocupación, que captura a los empleados que ganan poco trabajando mucho, así como a aquellos que tienen disponibilidad para trabajar más debido a su bajo salario, se ubicó en 14.1%, el mayor nivel de la década para un mes comparable.
“No debemos perder de vista que está creciendo la Población Económicamente Activa, por ello vemos un reflejo de trabajadores informales importante, pero también podemos advertir que no es suficiente la remuneración de las plazas, porque también aumentan estas formas de generación de ingresos de manera informal”, opinó María Fonseca, directora de la Escuela de Negocios del Tecnológico de Monterrey Región Sur.
Al respecto, Alfonso Bouzas, investigador de la UNAM, opinó que “se habla de más empleo, pero éste es precario; incluso podemos ver que el salario se ha estancado desde entonces, desde el repunte del empleo, se ha sacrificado el ingreso de los trabajadores”.
Los analistas destacaron el avance que se ha verificado en la reducción de la informalidad laboral, pero indicaron que en términos absolutos ésta continúa creciendo y permanece como una válvula de escape para dar acomodo a los miles de mexicanos que año con año se incorporan a la vida laboral.
En el arranque del sexenio la informalidad laboral en el mes de marzo se ubicaba en una tasa de 59.26% de la Población Ocupada en el país; al mismo mes del 2017, las personas que se encuentran en un empleo sin contrato ni prestaciones laborales son 56.8%; es decir, casi 3 puntos porcentuales menos.
No obstante, “ante el crecimiento de la población que se incorpora al mercado laboral, en números absolutos tenemos más trabajadores informales, es decir hay 979,246 más que en el 2012 que se encuentran en esta condición”, comentó María Fonseca, del Tecnológico de Monterrey.
Agregó que “comparando marzo con el mismo periodo del año pasado tenemos una reducción muy ligera, es apenas 0.3%, ni siquiera es la mitad del punto, podemos decir que es una buena señal, y sí tienen que ver con la formalización del empleo”.
Cabe recordar que en marzo del 2016 el secretario del Trabajo y Previsión Social, Alfonso Navarrete Prida, se comprometió a impulsar el programa de formalización de empleo junto con todos los estados, y estableció como meta bajar el trabajo informal 1 punto porcentual por año. En el 2015 el promedio de los trabajadores informales fue de 58% y en el 2016 se ubicó en 57.28 por ciento.
Asimismo, el programa de formalización en su primera fase arrancó el 22 de julio del 2013, al que se sumaron incentivos con programas vinculados a la reforma fiscal, “lo que ayudó a motivar la formalización del empleo. Sabemos que no todos los empleos que se reportan en el IMSS son nuevos, hay un buen número de puestos de trabajo que sólo son formalización”, indicó Héctor Márquez, director de Relaciones Institucionales de ManpowerGroup Latinoamérica.
Por otra parte, los especialistas se refirieron a los salarios de los trabajadores, pues datos del Inegi detallaron que la mala calidad de los empleos va en aumento, ya que el indicador sobre las condiciones críticas, desde el punto de vista del tiempo de trabajo, los ingresos o una combinación insatisfactoria de ambos aumentó de 13.1 a 14.1% entre marzo del 2016 y el mismo mes de este año. En esta condición se encuentran 7 millones 350,000 personas.
El reto de la informalidad en los estados
Para Fonseca, las políticas públicas que emprendió el gobierno federal deberían dar mejores resultados, “hasta ahora se reportan 3 puntos porcentuales menos, pero haciendo una valoración general deberíamos estar en 10 por ciento”.
Los especialistas coincidieron en que es indispensable tener claro cuáles son los estados y las regiones en donde se deben reforzar las inspecciones para frenar la informalidad laboral.
Entidades como Oaxaca, Chiapas, Guerrero, Puebla, Hidalgo, Tlaxcala, Michoacán, Veracruz, Morelos, Tabasco, Nayarit, Zacatecas, Campeche, Yucatán y San Luis Potosí tienen una tasa de informalidad que supera la media nacional y están entre 58 y 82 por ciento. “Son entidades en las que se debe coordinar el trabajo que lleve, sin duda, a una dinámica de mayor formalización”, añadió Márquez.
Fuente: El Economista