Las micro, pequeñas y medianas empresas han sido consideradas como un grupo secundario en los programas ambientales para incentivar un buen desempeño y prevenir la contaminación. Aunque su impacto ambiental individual puede ser pequeño, su impacto agregado puede causar serios problemas para el ambiente y consecuencias negativas para la salud de la población, la seguridad alimentaria, la economía derivada de la explotación de los recursos naturales, entre otros problemas.
De acuerdo al INEGI, desde el año 2015 las MiPyMes representaban el 95 al 99% de todas las empresas del país y para el año 2018 se registraron poco más de 4.1 millones de micro, pequeñas y medianas empresas en México. Desde una perspectiva ambiental, esto representa un gran reto a resolver para los próximos 10 años, ya que pone a las organizaciones en un papel protagónico para alcanzar las metas de la Agenda 2030.
En la actualidad, la realidad que se vive en el mercado nacional e internacional está cambiando, los consumidores están prestando mucha atención a la responsabilidad ambiental de las empresas. Los clientes están cada vez más interesados en pertenecer a una cadena de suministro responsable, siendo esta una fuente de nuevas oportunidades de negocio para las empresas, ya sea por el valor agregado a la imagen de negocio, por el posicionamiento de sus marcas, el acceso a mercados internacionales, los puntos positivos en las licitaciones que requieran responsabilidad ambiental o por el retorno de inversión en el ahorro de recursos como energía eléctrica, combustible o materias primas (Hamann, 2007).
Contrariamente a lo que se pensaba, la responsabilidad ambiental es una inversión y no un gasto. Las múltiples herramientas que existen pueden generar beneficios económicos, ambientales y sociales si se aplican los principios adecuados para disminuir las afectaciones negativas al ambiente.
¿Cuáles son las principales limitaciones?
Generalmente existen diversas razones por las cuales no se llevan acciones concretas para abordar los impactos ambientales derivados de las micro, pequeñas y medianas empresas. Gran parte de las opiniones se centran en la percepción de no mejorar la posición en el mercado, de no encontrar personal especializado para la gestión, la falta de conocimiento, la disminución de la calidad o productividad, así como la creencia de que es un obstáculo económico (Martínez & Col 2016).
Por su parte, Rodríguez Becerra & Van Hoof expresan que la gestión ambiental empresarial en las pymes se puede convertir en una de las armas para enfrentar la apertura de los mercados, siempre y cuando los diferentes actores del sector empresarial y ambiental logren orientarse hacia nichos potenciales (González, 2018). Por lo cual a continuación se aclaran algunas limitaciones para poder cimentar las claves que pueden propiciar el éxito en una empresa que busca ser ambientalmente responsable:
- La gestión ambiental es sólo un gasto.
Hoy en día la responsabilidad ambiental es una inversión y se pueden obtener retornos financieros en tres niveles:
- El aumento de valor agregado, la mejor posición de la marca y la apertura a otros mercados que requieren proveedores responsables en la cadena de suministro.
- La eficiencia productiva, reduciendo gastos innecesarios de recursos o materias primas.
- El aprovechamiento de los residuos o subproductos que actualmente representan un valor en el mercado y pueden generar ganancias adicionales.
- Es obligatorio certificarse para poder tener un sistema de gestión ambiental.
En realidad, lo que logra resultados son las herramientas de gestión y la toma de consciencia dentro de una empresa. Lo más importante de un sistema de gestión ambiental es la aplicación de sus principios y esos pueden funcionar en cualquier organización sin la necesidad de invertir en una certificación a corto plazo.
- Las actividades no estandarizadas no son un problema.
En muchas organizaciones las actividades de producción o servicio varían de un momento a otro, utilizando técnicas que requieren mayor uso de recursos y generan por lo tanto mayor contaminación por unidad de producto o servicio realizado.
Esto último se traduce en pérdidas económicas o pérdidas de la calidad de producto / servicio.
- Los requisitos legales no importan para las MiPyMes.
Gran parte de las regulaciones ambientales aplican también para las MiPyMes y el desconocimiento de la ley no exime su cumplimiento. La legislación y normatividad se convierten en un riesgo potencial de sufrir multas, cierres temporales o definitivos de la organización si no se toman las precauciones necesarias para su cumplimiento.
- Se carece de capacidad y medios financieros.
Actualmente hay muchas oportunidades de financiamiento para acceder a tecnologías limpias, además de que muchas tecnologías reditúan la inversión derivada del ahorro de recursos. Así mismo, gran parte de los controles preventivos no requieren gran inversión económica ya que se enfocan en la capacitación para desarrollar hábitos y valores.
Partiendo de estas aclaraciones que se comparten en gran parte de la cultura, podemos entonces abordar los conceptos clave para una gestión ambiental exitosa en la MiPyMe.
¿Cuáles son las claves para tener éxito?
Existen múltiples herramientas que pueden ser utilizadas por las micro, pequeñas y medianas empresas, entre estas se encuentran los sistemas de gestión ambiental basados en los principios de las normas ISO 14000, la planificación ambiental, la evaluación de impacto ambiental, así como las auditorías ambientales (Denegri, 2011). Estos principios se pueden ajustar a la micro, pequeña y mediana empresa, por lo cual es importante tenerlas en cuenta para una gestión ambiental exitosa:
- Ciclo PHVA (Planear, Hacer, Verificar y Actuar)
Es importante que la organización tome en cuenta el Ciclo Planificar-Hacer-Verificar-Actuar, ya que este permite a una organización asegurarse de que sus procesos cuenten con recursos y se gestione adecuadamente, y que las oportunidades de mejora se determinen y se actúe en consecuencia. Esto facilita definir nuestro contexto, alcance, objetivos y políticas ambientales, nos sirve para implementar y controlar cambios bien planificados, medir la eficacia de estos y establecer las acciones necesarias para lograr una mejora continua.
- Enfoque de Proceso
La Organización Internacional para la Estandarización (ISO) define a un proceso como el conjunto de actividades mutuamente relacionadas que utilizan las entradas para proporcionar un resultado previsto. Es de vital importancia desglosar el conjunto de actividades para analizar si en cada una de estas se afecta positiva o negativamente al ambiente.
Si se identifican bien las actividades del proceso que afectan al ambiente se podrán implementar controles adecuados que logren influir, controlar o mitigar un impacto ambiental provocado por la organización. Este enfoque también es importante para reconocer si existe legislación ambiental aplicable a la actividad que afecte negativamente al ambiente.
- Desarrollo de indicadores
A menudo se dice que lo que no se mide no se puede mejorar y esto aplica para el impacto ambiental de una organización, por lo tanto, es importante establecer indicadores adecuados que puedan medir el desempeño ambiental de la organización para determinar el estado del impacto y qué decisiones tomar al respecto.
- Ciclo de vida
La Organización Internacional para la Estandarización (ISO) define al ciclo de vida como: etapas consecutivas e interrelacionadas de un sistema de producto o servicio, desde la adquisición de materia prima o su generación a partir de recursos naturales hasta la disposición final.
Para determinar el alcance de control y/o influencia es importante analizar y dividir las fases del ciclo de producción o provisión de un producto desde el momento en que es planificado o diseñado, hasta la disposición final del mismo.
Para fines prácticos, se recomienda analizar si se puede controlar o influir los efectos ambientales de las actividades en tres etapas: 1) antes de la producción o provisión del servicio, es decir, desde su diseño y adquisición de materia prima; 2) durante la producción o provisión del servicio y; 3) después de que el producto es desechado o el servicio ha terminado.
- Contexto de la organización
Definir el contexto en que se encuentra la organización nos puede dar indicadores estratégicos de los factores internos y externos que pueden afectar al desempeño ambiental de la empresa.
Algunos de estos factores pueden ser la ubicación geográfica, las condiciones ambientales, las regulaciones de la región. Así como las instituciones, organizaciones o personas que pueden afectar o verse afectadas por las actividades de la empresa. Por ejemplo: clientes, empleados, accionistas, proveedores, gobierno, ONG’s, activistas ambientales, etc.
- Políticas ambientales
Es importante que la empresa estructure las directrices necesarias para llevar a cabo sus actividades y designe los roles y responsabilidades dentro de la organización implicadas en hacer que las políticas ambientales se cumplan.
- Recursos
Es importante no perder de vista los recursos necesarios para el sistema de gestión, los cuales contemplan: recursos financieros, humanos y recursos físicos como infraestructura o equipo.
- Toma de consciencia y capacitación
Una organización no funciona sin los recursos humanos y funciona de igual forma con la gestión ambiental. El elemento principal de cambio lo conforman los recursos humanos y la consciencia que tengan con respecto al cuidado del ambiente.
- Controles ambientales
Los controles operacionales van a depender del alcance de la organización y el ciclo de vida del producto o servicio. Es importante reconocer los límites de lo que podemos controlar y en donde sólo podemos influir. Por ejemplo: en el ciclo de vida de una bicicleta podemos controlar la entrada de materias primas y la manipulación de las mismas, pero sólo podemos influir en la disposición final del consumidor una vez que la deshecha.
Algunos autores identifican tres acciones ineludibles de la gestión ambiental como son: 1) Acciones de prevención: son aquellas encaminadas a evitar un evento negativo al ambiente; 2) Acciones de Control: son aquellas acciones encaminadas a la reducción o mitigación del efecto indeseable que la organización provoca, por cualquier causa al ambiente, y 3) Acciones de restauración: son aquellas acciones encaminadas a la reparación, saneamiento o descontaminación de los daños que la organización provoca por cualquier causa al medio ambiente (Anampi, 2018).
- Auditorías ambientales
El proceso de una auditoría está enfocado a obtener información objetiva con el fin de evaluar el grado de cumplimiento con los objetivos ambientales de la empresa y los requisitos aplicables como pueden ser leyes, reglamentos y normas oficiales mexicanas (Denegri, 2011).
Esta evaluación siempre debe ser lo más objetiva posible para poder ejercer una toma de decisiones encaminadas a la mejora del desempeño ambiental de la organización.
Estos conceptos anteriormente mencionados son principios de la gestión ambiental aplicables a cualquier tipo de organización. El éxito de una empresa ambientalmente responsable está ligado a una buena implementación y seguimiento de las estrategias y objetivos para abordar los impactos ambientales provocados por la organización.
Ante las condiciones ambientales actuales, las consecuencias asociadas a la contaminación y el creciente mercado de empresas ambientalmente responsables, es fundamental que las empresas tomen acción, sumándose a la cadena de proveedores responsables. Si bien era considerado como algo inaccesible para pequeñas y medianas empresas, los principios que se utilizan en herramientas de gestión se pueden aplicar a las micro, pequeñas y medianas empresa sin necesidad de invertir grandes cantidades de dinero a corto plazo para empezar con un buen desempeño ambiental.
Por Samuel Adrián Islas Guerra
Referencias
Anampi C., Aguilar E., Costilla P. & Bohrquez M. (2018). Gestión ambiental en las organizaciones: análisis desde los costos ambientales. Revista Venezolana de Gerencia, 23, pp. 5-13.
Denegri F., & Peña C.. (2011). Identificación de perfiles ambientales en la pyme a través de la auditoría ambiental. Contaduría y Administración, 335, pp. 195-215.
Gonzáles A., Alaña T. & Gonzaga S.. (2018). La gestión ambiental en la competitividad de las Pymes del Ecuador. INNOVA Research Journal, 3, pp. 117-129.
Hamann, A. (2007, diciembre ). La empresa: actor protagónico en la gestión ambiental. Contabilidad y Negocios, 2, pp. 47-49.
Norma Internacional ISO 14001:2015. Sistemas de Gestión Ambiental – Requisitos con orientación para su uso. Ginebra, Suiza.
Martínez R., Vera M., Vera J. & González J.. (2016). Gestión ambiental empresarial en las micro y pequeñas empresas procesadoras de alimento ubicadas en Puebla, México. IBFR, 4, pp. 53-64.