La fase más aguda de especulación contra el peso ya pasó, dice el gobernador del Banco de México (Banxico), “ahora les sale más caro especular. Las alzas en las tasas de interés hacen que la especulación les cueste más (…) No creo que vayamos a ver episodios de volatilidad tan fuertes en los próximos meses. En parte porque el mercado ya se ha adelantado a eventos como la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) (…) con las acciones complementarias que hemos tomado, el mercado está mucho más balanceado, ya no hay un sesgo hacia la depreciación”, explica Agustín Carstens.
En Washington, el capitán de la política monetaria dialoga con El Economista, “vemos más moderación en los mensajes que manda Estados Unidos, parte es porque en la nueva administración están más encarrilados y también comenta que se están dando cuenta que las cosas son más complicadas”.
— ¿Cómo es la comunicación entre el Banxico y la Reserva Federal (Fed)?
— Hay bastante diálogo, sobre todo con la señora Yellen. Nos reunimos seis veces al año, en el contexto de las reuniones de Basilea y, además, tenemos comunicación constante con otros presidentes regionales, como con el de Dallas y el de Nueva York. En la Fed les preocupa que sus decisiones exacerben la volatilidad de divisas como el peso. Es una moneda muy importante, entre los países emergentes, sólo el yuan de China tiene más operaciones en el mercado. En ese sentido, somos la segunda moneda más importante después del yuan.
— ¿Cuándo se empezará a dar la vuelta en la inflación?
— Las cifras de la primera quincena de abril siguen siendo altas, aún reflejan el alza de gasolina de enero, pero ya vemos que las variaciones mensuales se comportan cada vez más como el año pasado. Poco a poco vamos viendo menos presiones, yo creo que, para principios del año próximo, estaremos otra vez alrededor de 4 por ciento. Hay que tomar en cuenta que las acciones de política monetaria tienen horizonte de 12 a 18 meses.
¿Cómo valora los efectos de la política monetaria en el crecimiento?
— Las alzas de las tasas de interés han sido significativas, pero veníamos de un nivel muy bajo, 3 por ciento. Otra cuestión es que la tasa de interés real es relativamente baja, con la inflación de 5.6%, estamos hablando de una tasa real de menos de 1 por ciento. Dicho esto, considero que no hay un impacto muy significativo en el crecimiento (…) las tasas de largo plazo no han subido en la misma proporción y esas tienen un mayor peso en la actividad económica. Los bancos no han subido tanto los hipotecarios.
— ¿Es un factor de preocupación la deuda en dólares de los corporativos mexicanos?
— No, porque la mayor proporción de las empresas que tienen deudas importantes en dólares tienen ingresos muy significativos en dólares. Por otra parte, las empresas que están orientadas al mercado nacional tienen acceso a un mercado de coberturas cambiarias muy desarrollado. Hemos visto que han podido atender por si mismas sus requerimientos.
La entrevista se llevó a cabo a las 7:30 de la noche del sábado en la sede del Fondo Monetario Internacional (FMI), donde el gobernador del Banco de México tiene otra oficina. Aquí tiene un cargo muy importante, preside el Comité Monetario y Financiero Internacional, principal órgano consultivo de la Junta de Gobernadores del Fondo. A Agustín Carstens se le nota cansado, pero de muy buen humor. Pasamos a hablar de su salida del Banco de México.
— ¿Cómo se prepara la salida de un Gobernador del Banxico?
— La verdad es que no hay mucho que hacer. Es una maquinaria muy aceitada, es la junta de Gobierno la que toma las decisiones. Hay otros cuatro miembros y se trabaja en proyectos multianuales. Cada uno de ellos tiene un equipo muy sólido y además está todo el personal del banco. La junta de Gobierno se renueva de forma escalonada, no hay otro miembro que salga este año, aparte de mí. Eso permite que los cambios sean más ordenados.
— En su curva de aprendizaje como Gobernador, ¿qué le costó más trabajo?
— La verdad es que lo conocía muy bien porque había trabajado varios años en él y además participé en el diseño de la iniciativa de Ley de autonomía. Lo que sí me pasó es que estuve como 10 años fuera, entre el FMI y la Secretaría de Hacienda…cuando uno es Secretario de Hacienda, uno no tiene que lidiar con una Junta de Gobierno y esto sí es un cambio. El Secretario tiene un jefe que es el Presidente de la República, pero la dinámica es tal que uno propone unas líneas de acción y las opera con cierto grado de responsabilidad. En el Banco de México, le debo rendir cuentas a la Junta de Gobierno, explicar las acciones en detalle y conseguir consensos en las decisiones más importantes. Lo más importante de la tarea del Gobernador es conseguir esos consensos.
— ¿Cuál es su legado más importante?
— Fortalecer la institucionalidad del banco. Tuve dos predecesores muy buenos, Miguel Mancera y Guillermo Ortíz, los dos fueron grandes gobernadores. La autonomía lleva apenas 23 años, mi papel fue ayudar a consolidar esa institucionalidad.
— En esta reunión del FMI se habla mucho de la necesidad de avanzar hacia la reducción radical del efectivo, de la transición hacia lo digital, ¿cómo va en eso el Banco de México?
Hemos avanzado y dejaré buenas bases. Con el SPEI, hemos contribuido a reducir el número de cheques y muy pronto estará lista la llamada ley Fintech, que hemos trabajado con Hacienda y con la CNBV. La reducción del efectivo es un tema muy importante, clave para el combate a la evasión fiscal y el lavado del dinero.
Fuente: El Economista