Por primera vez en cinco años, el costo que pagan las familias que contratan un crédito para la compra de vivienda aumentó en el primer trimestre de 2017. Es uno de los efectos del alza en la tasa de interés de referencia, que ha sido incrementada en nueve ocasiones desde diciembre de 2015 por el Banco de México (BdeM) y que, hasta ahora, fue absorbida por los intermediarios financieros.
En el primer trimestre de este año “por primera vez en los pasados cinco años se registraron incrementos en las tasas de interés de los nuevos créditos hipotecarios otorgados por la banca comercial”, reveló el BdeM en su informe trimestral enero-marzo de 2017, publicado esta semana.
La tasa de interés promedio de los nuevos créditos hipotecarios fue en el primer trimestre del año de 10 por ciento, de acuerdo con el banco central, un punto más que al cierre de 2016. Con todo, el costo del crédito es alrededor de la mitad de la inflación anual, que en marzo pasado fue de 5.3 por ciento.
El incremento en el costo de los nuevos créditos hipotecarios ocurre en un momento en que el financiamiento de la banca para la compra de vivienda crece prácticamente a la mitad del ritmo que llevaba hasta hace unos meses, de acuerdo con los datos ofrecidos por el banco central.
En marzo de este año, el crédito bancario para la compra de vivienda creció a un ritmo de 3.5 por ciento anual, poco más de la mitad de 6.3 por ciento registrado en 2016.
El aumento en la tasa de interés en créditos hipotecarios afecta solamente a aquellos préstamos que se contrataron en el primer trimestre del año, periodo que comprende el informe del banco central.
Los préstamos vigentes antes de ese periodo no tienen ninguna alteración en el interés que pagan los usuarios, dado que prácticamente en su totalidad fueron otorgados a tasa de interés fija. Sin importar que pase con los movimientos de tasa, la mensualidad de las familias está congelada.
De diciembre de 2015 a la fecha, el Banco de México ha aumentado en nueve veces la tasa de interés de referencia, que pasó de 3 a 6.75 por ciento anual en el periodo. La medida fue la respuesta para contener la depreciación del peso y correspondió también con el inicio de un ciclo de alza de tasas en Estados Unidos y para hacer frente a presiones inflacionarias.
La medida, que mantiene el atractivo para las inversiones financieras que han llegado del exterior en los años posteriores a la crisis de 2008, tiene efecto en el costo del financiamiento que pagan las empresas y los usuarios de las tarjetas de crédito, cuyas tasas de interés son variables y se mueven en función del indicador de referencia del banco central.
Hasta ahora, la competencia en el mercado hipotecario había hecho que el alza de tasas fuera absorbida por los bancos.
En abril pasado, la Asociación de Bancos de México confirmó que hasta ese momento los bancos no habían trasladado a sus clientes el costo del incremento en la tasa de referencia.
A pesar del aumento en las tasas de referencia, las tasas de los créditos no reflejan un aumento en los pasados 15 meses y eso es por la competencia, explicó. La cartera de crédito para compra de auto e hipotecas, que representa 78 por ciento del crédito tomado por las familias mexicanas, está a tasa fija, comentó en aquella ocasión.
En el caso de los créditos a la vivienda, el reporte del banco central refirió que los niveles de morosidad han permanecido bajos y estables. De hecho, información estadística muestra una disminución de 17 mil 516 millones de pesos de cartera vencida en marzo de 2016 a 16 mil 397 millones de pesos en el mismo mes de este año.
La cartera de crédito vigente hipotecario de la banca comercial se situó en marzo de este año en 672 mil 771.6 millones de pesos, cantidad superior en 12.5 por ciento a la reportada para el mismo mes de 2016, de acuerdo con datos del banco central
Fuente: La Jornada