Anteriormente las empresas realizaban actividades de solidaridad sin tener un referente a lo que hoy se denominan reportes de responsabilidad social empresarial (RSE). Los principales factores que contribuyeron a este cambio fueron la degradación del medio ambiente; la exclusión de sectores de la sociedad; las regulaciones del comercio internacional; así como las necesidades de consumidores e inversionistas interesados en la responsabilidad corporativa. Es por esto que muchos países y organizaciones privadas han implementado reportes de RSE basados en las EMAS, ODS, ISO 26000, etcétera.
Debido a la diferencia entre estos criterios, el Global Reporting Initiative (GRI) nació con la misión de alcanzar un estándar global, equivalente al de los reportes financieros, su estructura está basada en tres partes:
- El perfil de la empresa. Se refiere a la información que define los antecedentes generales de la empresa y permite comprender el desempeño de la organización a través de su estrategia, perfil y prácticas de gobierno corporativo. Incluye, además, la visión y estrategia de sostenibilidad firmadas por el presidente de la empresa.
- Enfoque de la dirección. Informa el estilo de gestión respecto al contexto de la empresa, describiendo la forma en que se toman las decisiones y los sistemas de gestión que las controlan. Además, describe el compromiso de la empresa con las partes interesadas y sus políticas sostenibles.
- Indicadores de desempeño. Se refiere a los indicadores clave de desempeño en aspectos económicos, ambientales y sociales que reflejen el comportamiento a lo largo del tiempo en las acciones y mejoras tomadas para lograr la sostenibilidad.
Empleando estos criterios, las empresas pueden tener múltiples beneficios como puede ser un aumento en la calidad, satisfacción de los clientes, cumplimiento normativo, mejora de la imagen comercial y la reputación de la empresa en mercados comerciales y financieros.
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